jueves, 6 de junio de 2013

SURCANDO EL MIÑO -II-

.../...



(Igrexa de San Ciprián de Montecubeiro. No altar da dereita, imaxe de San José, que xa estaba aí en vida do Cura Valiño. A imaxe da Virxe Milagrosa, no altar maior, foi doada por este servidor e pola miña dona, daquela cando intercedeu por nós salvándonos, aínda que con feridas, no atentado de Maio do 57, en Safí, Marrocos).


¿Qué busco yo?

Una mañana de abril,
en alegre primavera,
me encontraba en alta sierra
sin saber a dónde ir.
Allí por montes y selvas
con hambre y sed caminaba
sin serme posible hallar
el objeto que buscaba.
Por montañas escabrosas
abundantes en romero
con su olor grato y bueno
y sus cañas muy leñosas.
De abejas un enjambre
volando de flor en flor
chupaban de lo mejor
para mitigar mi hambre.
Por una eventualidad
se persona un forastero
y como buen pasajero
henchido de caridad.
Quien su paso deteniendo
me dirige una mirada
y con suave palabra
me continúa diciendo:
Le noto desorientado;
¿qué busca usted, buen señor?
Yo buscaba un corazón
objeto de todo amor.
Por los riscos y senderos
me trasladé a los valles,
de cuya frondosidad
nadie me pida detalles.
Pasado ya otro día
y entregado a dulce sueño,
supongo que un Ángel bueno
de este modo decía:
Filósofo de mal gusto,
¿cómo discurre tu mente?
¿Crees que al buen agente
le satisface esta vida?
Yo busqué y rebusqué,
segunda y tercera vez,
y a Jesús de Nazaret
en oración le encontré.
Este mundo chapucero
poco a poco desengaña:
Vos sois, ¡oh mi buen Jesús!,
el corazón que buscaba.
De Jesús el Corazón
siempre fue privilegiado,
un Corazón tan excelso
bien quisiera yo imitarlo.
A ese radiante Sol
amarle mucho conviene,
pues se exhibió para probar
el gran amor que nos tiene.

(Valiño, decátaste de que lle estás facendo a competencia á mística de Ávila?)


En honor a la Purísima

De febrero cierto día,
aun estando dormido,
vi un cuadro de Murillo
en el que me complacía.
Con vivísimos colores
me pareció bien pintada
la Concepción de María,
siendo siempre inmaculada.
Quien pudiera presentaros,
¡oh Pureza Soberana
un ramito de camelias
que nunca se marchitara!
Ese cortito febrero
es un segundo peldaño
de la misteriosa escala
que ofrece el nuevo año.
Ya su quincena primera
anuncia feliz ventura,
ya ofrenda primavera
de inenarrable hermosura.
Virgen Santa Inmaculada
tú que vives y que reinas
en tan erguida morada,
enviadme una musa
que sea bien fecundada.
No la retardes Señora,
que venga de buena gana
a mi mente, que es estéril
y poco disciplinada.
Enviadme una lira bien
sonora y afinada,
para que pueda cantaros
mi modestita plegaria.
Es una breve oración,
sin ser de ley ni promesa;
es una jaculatoria
que Pío X interesa.
Hela aquí:

¡Oh, María, por tu Inmaculada Concepción
purifica mi cuerpo y santifica mi alma!
Ave María ...


La Inmaculada Concepción, de Murillo.



Hacía Dios

Esto que aquí ves escrito,
aunque de un modo muy tosco,
como bien lo reconozco,
es del Rosario bendito.
Por muy grata inspiración,
un Domingo de Guzmán,
arrastrado de un imán,
predicó su devoción.
Cuanto por revelación
aprendió como divino,
lo propuso con gran tino
y convincente razón.
Por ello, y otras virtudes,
nuestra Iglesia, sin rivales,
colocó con muchas luces
su efigie sobre altares.
Del rosal sale la rosa,
y de la rosa el Rosario,
de la gracia de María
el anhelo de rezarlo.
Misteriosa cadenita,
que no ata, pero desata
a quien sus cuentas repasa
y sus misterios medita.
Pues ni bermejito oro,
ni el topacio más pulido
serán material divino,
cual compete a su decoro.
Campesinos muy amados,
que vuestros agros sembráis,
si el Rosario no dejáis,
cogeréis frutos lozanos.
Lo digo con confianza
y fundado en buena base,
que gracias de toda clase
lucraréis en abundancia.
Aunque por antonomasia
el buen octubre es su mes,
no significa esto pues
que no se rece sin tasa.
Si culta fuere tu lengua
y muy laureada tu arte,
cuando menos una parte
no la elimines por mengua.
Aforismo no anticuado
observé que así decía:
El Rosario de María
nunca dejes de rezarlo.
Quien a indulgencias mira,
un número fabuloso,
que aun estando en reposo,
a contarlas mal atina.

Rapaciños, rapaciñas,
todos os do meu lugar,
se o Rosario non rezades,
non me veñades saudar.



Revelación do Santo Rosario a Domingo de Guzmán,
en presenza de Frei Pedro de Santa María y Ulloa, Santa Catalina de Siena,
e Sor María de Jesús de León y Delgado.


Canto a la oración

Quien pretenda ser dichoso,
y en el orar ser doctor,
pida al Padre Celestial
en nombre del Redentor.
La humillada oración
de rodillas por el suelo
arquimídica palanca
que remueve el alto Cielo.
Esta vida es aparente,
la otra es realidad;
en espíritu y verdad
el orar es conveniente.
Si tu quisieras saber
que entiendo por oración,
levanta tu corazón
al toque del amanecer.
Detrás de espesa junquera
vi a una criatura
con muy blanca vestidura
y ojos mirando al Cielo.
A una distancia corta
corre tranquilo reguero,
a donde viene a orar
la gente del pastoreo.
A su hija Pastorita,
le dice una madre buena:
ora con mucha frecuencia
para que el lobo no venga.
Joven de sano ideal
y distinguida familia
alterna con su reloj
rezando el Avemaría.
Mujer de excelsas virtudes
Dorotea se llamaba
con buen método oraba
practicando el Viacrucis.
Una celosita madre
con su oración y llanto
a su extraviado hijo
lo convirtió en un santo.
Los efectos de la gracia
tienden siempre a lo mejor,
haciendo de él a su vez
de la Iglesia gran Doctor.
El hombre sin oración
es árbol sin vestidura,
sin jugo, sin verde hoja,
sin cáscara que le cubra.
Mujer que orar no sabe
carece de quien la guíe,
como nave sin piloto
ni puerto a donde arribe.
Años de la juventud,
años de contradicción,
por ignorar lo futuro
malbaratan la oración.
Un viejo todo encorvado
con su carita arrugada
orando bien soportaba
las fatigas de un anciano.
Junto al hogar de mi choza
el rosario rezaré,
y allí con mis familiares
al buen Dios ensalzaré.


A los niños de esta aldea

Para con niños hablar
se hace preciso saber,
y sobre todo entender
lo que conviene enseñar.
Aunque recia es mi rudez,
estoy seguro, de continuo,
que un Ser del todo Divino
es Uno y Trino a la vez.
En geométrica ciencia
se destaca una figura:
el Triángulo, sin duda;
lo digo por advertencia.

Los tres ángulos iguales
que encierra la figura
son, como en Dios Tres Personas
sin diferencia ninguna.
¡Oh, jóvenes muy amados,
mejor lo sabéis que yo,
el triángulo es símil
de la Trinidad en Dios!
Aquí en Montecubeiro,
en el pueblito do Fato
artística obra hay,
que le sirve de ornato.
Es un frontón muy bonito,
con sus dos caños a par
desaguando sin cesar
en un pilón de granito.
La piedra que le remata
triangular es su figura,
otro triangulito más
secunda su hermosura.
Al lado un lavadero
en piedra de color gris
se cuenta como primero
y sin rival en el país.
Dicha obrita de arte
no carece de misterio;
yergue, pues, los corazones,
al solo Dios verdadero.
De vosotros, niños todos,
imploro gracia muy alta
que gran devoción tengáis
a dicha Trinidad Santa.
Si devotos aun no sois
de la Virgen Soberana,
dirigidle con frecuencia
afectuosa plegaria.
-.-








Surcando el Miño

De Puertomarín a Lugo,
y en la mitad del camino,
se exhibe un horizonte,
que refuerza al peregrino.
En realidad, así pues,
girando sobre derecha
sin completar esta vuelta,
dando quietud a los pies.
Y tú, que eres forastero,
y que con pausa caminas,
¿qué te parece, romero,
el horizonte que miras?
¿Y qué querrás que te diga?
Viejo soy, niño fui;
horizonte tan bonito
en mi vida no lo vi.
Desde el Miño hasta el Cebrero,
tierra del Santo Milagro,
es un campo floreciente
y muy fructífero agro.
Panorama como aquel
no se puede imaginar,
ni le es posible dibujar
al más selecto pincel.
Miguel Ángel, y también otros
de tan remontado vuelo,
sí pintasen dicho suelo,
les tacharían de cortos.
Del río por su derecha
y a una distancia corta
está la parroquial iglesia
y la torre de la Mota.




Su iglesia muy bien hecha,
y el atrio sorprendente;
prueba ser inteligente
el buen autor de su fecha.
Dentro tres altares tiene,
y éstos sí que valen, valen:
el mayor, el de San Mauro,
y el de la Virgen del Carmen.
La efigie de este buen nombre
tiene modesto vestido,
pero muy cordial mirada
hacia el hombre compungido.
Católico que allí entra,
de allí ya salir no sabe
sin despedirla diciendo:
Dios te salve, Reina y Madre.
En su sagrado busto
un escapulario tiene,
que regalárselo quiere
a quien lo vista con gusto.
¿Cómo lo vestiré yo?
Si alguno me lo pregunta:
esfuérzate por vivir
exento de toda culpa.
Ni la bélica metralla,
ni de mares la bravura,
jamás en él harán mella;
tiene coraza muy dura.
Escapulario Carmelo,
jovencitos, jovencitas,
prisionero de dos cintas,
no falte de nuestro cuello.


Catedral

Campesinos de mi tierra
que la ciudad frecuentáis,
y os sentáis en la taberna,
y en el bar os saludáis,
sabed, pues, como ahorrar
de minutos cinco un par,
que en la Catedral Lucense
allí los podéis gastar
suplicando a Cristo Rey
una herencia fraternal.
Mucho te agradeceré
¡oh mujer aldeanita,
seas vieja o jovencita,
con tu cestito al lado,
visites con gran fervor
a Jesús Sacramentado!




Yo jamás olvidaré
favor tan condecorado.
Los que viaje emprendéis
sea a pie, sea en coche,
con dirección a la Corte,
visita no perdonéis
al Señor que día y noche
de manifiesto hallaréis.
No te tengo yo olvidada
¡oh Basílica Lucense
que eres sol resplandeciente
y yergues el corazón
de quien rinde adoración
a Jesús Sacramentado!

Catedral tan suntuosa
es la diocesana iglesia,
y en ella hay una princesa
con ojos de Milagrosa.

¡Oh qué dulce, y qué clemente,
para aquel que, reverente,
en su presencia reposa.


A Virxe dos Ollos Grandes. Catedral de Lugo.


Catecismo

De mi vejez en un sueño
me parece que veía
caer del cielo un rocío
que de benéfico riego
a muchas plantas servía.
Cebollitas de azucena
de gladios y tulipanes
con cuatro mil variedades
he visto en un semillero:
unas con su flor amena
y otras que brotan del germelo.

Vi también, si no me engaño,
gran multitud de arbolitos
con piñosos capullitos
que se convierten en flores
con variedad de colores
en el segundo mes del año.
Siempre de gala vestido
en jardines de buen gusto
en donde abunda el arbusto
de semicaña linosa,
de hoja fina y verdosa
y de encrespado tejido.
Cosa digna de mención
tanto sueño de optimismo
que aconteció en mi mismo,
que por interpretación
niños son del catecismo.
El niño que es aplicado
y que el catecismo estudia
no será de mente ruda
siendo siempre buen hidalgo.
Quien catecismo aprendió.
y en la práctica lo aplica
con su ejemplo predica
al mundo que lo negó.
El que en doctrina es doliente,
cuando sentado a la mesa
fruto es de su rudeza,
ser menos inteligente
en lo que más le interesa.




Catecismo del P. Astete.


Catecismo do labrego, de Lamas Carvajal.


EN MONTECUBEIRO
La Cruz de Porpó

Quise hacer una quintilla
sobre el sitio de Porpó:
busca abajo, busca arriba,
jamás pude encontrar rima;
si la hay, no lo sé, no.
Sin sonar altanería
entre cercanos vecinos
de este Barrial de arriba
aparecen a porfía
cuatro majados caminos.
Es idea permanente
que en aquella encrucijada
hace tiempo hubo una cruz
que, como faro de luz,
mirada era por la gente.
Con el transcurso del tiempo
y falta de precaución
se va perdiendo el contento
que los fieles saboreaban
rindiéndole adoración.
¡Ay rapaciños do Fato,
os do Campo e do Barreiro,
entendo será moi grato
o facer a valentía
de repoñer esa cruz,
para que nos sirva de guía
cando se apaña o Luceiro.
Inda queda San Cibrao
que debera ser primeiro
en donde o bomborileiro
sin acougo coa sua man
garda compás co gaiteiro.

Después de haberla repuesto
y en su lugar colocada
debe ser bien aclarada,
y con religioso gesto
sin bendición regateada.
De Cristo la Cruz bendita
es signo de redención
sin que exista margarita
que en su belleza compita
con tan alta Dignación.


A Cruz da Granda, ou de Matahomes, que lles estorbaba aos da Concentración,
e..., pasárona ao monte!

¿Quién pretende lo
imposible?

Hace tiempo que un tal Carlos (1)
cierto sistema inventó,
y el mundo que lo aceptó
siembra golpes y trompazos
haciendo todo pedazos,
con lamentos y con gritos.
Mas el mundo testarudo,
¡ay! a voces, ¡ay! a gritos,
quiere seguir a Carlitos
con tal de que pueda plantear
aquel sistema tan burdo.
El predicar la igualdad
es predicar lo adverso:
las obras del universo
exhiben la variedad
en el modo más completo.

La sabia naturaleza
todo creó desigual,
como verá cada cual,
de relieve la belleza,
en el hombre y en los brutos,
en los árboles y arbustos,
en las plantas y en las flores,
con variedad de colores.
Naturalista moderno
ven acá, haz el favor,
sirviendo, pues, de modelo,
enseña que el Hacedor
ha puesto en las criaturas
tamaña desigualdad
que no cabe en mentes rudas.
¡Oh jovencitos del día
que carecéis de experiencia
no os embauque la ciencia
del marxismo y sus secuaces
porque son lupi rapaces
henchidos de picardía!

(1)   Marx, supoño.

(Pero non cho explicaron ben, meu querido Valiño, pois o que pretendía Von Marx non era igualar senón rebaixar, repartir; rebaixarlles os fumes, e cos fumes as súas rapinas, aos todopoderosos que, daquela coma hoxe, na terra había).


Santa Lucía

Es olorosa azucena
tu virginidad Lucía;
soportando alguna pena
trocaste tu luz terrena
por otra que siempre es día.
Por esa virtud hermosa
te tengo yo de alabar
que la supiste aunar
 con la palma más frondosa
que se puede imaginar.
Mi corazón humillado,
¡oh graciosa Lucía!,
espera muy confiado
le consigas una luz
de más resplandor que el día.
Pondré yo gran interés,
¡oh jovencita Lucía!,
que el trece de cada mes
se rece el avemaría
de hinojos ante tus pies.

Perdón bendita Lucía,
que versificar no sé;
bien, veremos si otro día
una musa más fecunda
se me ofrece con fe.

(Pola Santa Lucía mingua a noite e medra o día.
Grazas, Santiña, tamén de parte miña)


Virgen de las Nieves

El cinco de agosto,
en los agostados campos
y en la mitad del estío,
sin mucho calor ni frío,
de nieve copiosos ampos
del alto cielo han caído.
Y estos blanquecitos ampos
por el aire se batían,
mientras las gentes decían:
¡Qué cosa tan prodigiosa
que una Virgen amorosa
desesterice nuestros campos!
Cuando así lo quiere Dios,
y su madre también ruega,
los huracanes sosiega,
los montes y valles riega,
y la gracia llega a nos.
Por eso errar no querría,
ni violentar la razón,
pues existe un corazón
que rebosa en atracción,
y se llama de María.
De la nieve la blancura
tiene su significado,
viendo que el enamorado
del corazón de Jesús
emite radiante luz
con suavidad y dulzura.


Virxe das Neves, en Suegos, o 5 de Agosto.


El ángel custodio

Un deber tiene conmigo
el santo Ángel de mi guarda,
a quien pido de mañana
que ponga en fuga a Satanás
por ser el gran enemigo.
Si cumples, ángel divino,
y cuento con tu asistencia
en el penoso camino,
asperezas y fatigas
soportaré con paciencia.
Y aunque tú eres mi dueño,
con los ojos corporales
muy cierto es que no te veo,
pero que atenúes mis males,
te ruego con todo empeño.
Contristarte yo no quiero,
¡oh ángel mío querido!,
y morir antes prefiero
que cometer algún yerro,
o sufrir un extravío.
A quienes te dan por destino
te colocas a su lado,
y eres compañero fino
que enderezas el camino
del que te es encomendado.



Sin nombre

Tan antojado lo bueno,
a pocos lo malo gusta;
literatura selecta
el sabio sale en su busca.
Eso de las octavillas
es cosa ya tan corriente
que unas broten de los pies,
y otras nazcan de la mente.
Formar una redondilla
apenas tiene qué hacer,
pues con muy poco mecer,
surcando va la barquilla.
Me he propuesto demostrar,
como el poeta decía,
que el hacer una quintilla
es la cosa más sencilla
que se puede imaginar.
En busca de una sextilla,
a mi vecino primero,
que para buen carpintero,
que me la hiciese pedí,
y tirando del sombrero
cogió del suelo una astilla.
Pero lo más importante
ya te lo diré mañana
sin disputa desquiciante,
que la sextilla mejor
es la doctrina cristiana.
Quien aspire a gran altura,
siendo católico padre
y haciendo uso de cordura,
eduque bien a sus hijos
en esa sana cultura.
Y a vos, ¡oh muy caros niños!,
no recelo amonestaros,
que sin mixturas de engaños
aprendáis dicha doctrina
en vuestros primeros años.



Antes de las carreteras,
CAMINO REAL

Desde tiempo inveterado
un largo y ancho camino,
casi del todo anticuado,
distando poco del Miño,
pasa por Puente de Neira,
trazando rectas y curvas
y orillando con dos burgas
dos leguas acá de Meira.
Aunque con vueltas rudas,
al lado deja un castillo
y tierra muy virginal;
pisando va este camino
y escalando las alturas,
como un viejo peregrino.
Allá arriba, en las Teixedas,
es muy llano y espacioso,
y en primavera precioso;
va entrando en Herraduras,
donde se hallan dichas burgas,
por encima del Gruñedo
y por junto a duras peñas.
Desde aquí todo es bajar
a llanuras carañesas;
entrando va en las dehesas
de Valonga y Riojuán,
y aquí un cruce de caminos,
que unos vienen y otros van.
Mas aquél, de que aquí hablo,
por los montes y campiñas,
por aldeas y por villas,
sin que bien pueda explicarlo,
se extiende por las Mariñas.
Por dicho camino,
robustitos mulos,
en corambres filas,
portaban vino
para las Mariñas.
El que iba delante
un collar lucía
y en él una choca
que tocar sabía.
Se sentía la choca
desde mi pueblecito,
al pasar la recua
cargada de vino.


Eran tan nescientes
los que conducían
que, ni aún sabían
regar el vino
que ellos bebían.
Desde la sierra,
cuando al regreso
giraban mirada
sobre el hombro derecho.
Vericuetos y hondonadas
hacen muy bonito
y sobre todo el convento
que fue dominico.
Falo d'a terriña
que é Montecubeiro,
en donde a nebriña
cerra a súa morríña
na cima do Outeiro.
A vida do home
é común camiño:
quen non ha tordear
beba pouco viño.
Tamén o Bautista,
que foi precursor,
xamais bebeu da viña,
nin outro licor.

(Valiño, como Aí Arriba non se perde a memoria, que incluso medra, ¿lémbraste da taberna do Cuco, que lle chamaban así porque utilizaba a túa fonte, a escondidas…, pero ti ben sabes para que, e por que, o facía: caritativo el, que así evitáballes as borracheiras aos seus veciños!)

Distracción

Cuando termine el duelo,
quien quisiera merendar,
yo, sin nada interesar,
nárrole un campo bueno.
Próximamente dos leguas
río abajo de Nadela
una hermosa isla hay
que se llama de Quintela.
En este bello panorama,
entre aguas de repujón,
resultó ni más ni menos
la forma de un corazón.
Rodeada de caneros,
donde cae la anguila,
el bonito pececillo
y la trucha más fina.

Dicha pintoresca perla,
en la Mota situada,
es cosa tan halagüeña
que parece ser pintada.
Desde el atrio parroquial
quien mire tal perspectiva
infiere en un momento
que solo pintan arriba.
Satisfactorio consuelo
cuando por el mes de abril
se cubre de flores mil
aquel delicioso suelo.
Llegado ya el cuquillo
con su cántico tonante
en un vergel tan fragante
hace eco de caudillo.
En el frondoso follaje
anidan los pajaritos
de cien colores; ¡qué ricos!
 y amenizan el paisaje.
Luego que mayo se orienta,
mes dedicado a María,
la exótica avecilla
enloquece de contenta.
Un poquito más arriba
se tropiezan dos hermanos
armando escaramuza
antes de darse las manos.
Conozco su oriundez:
son, pues, el Miño y el Neira,
de uno es Fuenmiñana,
y del otro Fontaneira.
Sus aguas no perezosas,
con murmullo de oleaje,
sin suspender el viaje
caminan rumbosas,
y las que antes reñían
se van ya simpatizando,
por las rocas deslizando
el rencor que sostenían.
Con afán de desaguar
ríos magnos, ríos chicos,
sin detener sus cursitos
al Océano van parar.
Vine yo a esta tierra
sin saber por ella andar:
donde termina la vida
allí debiera empezar.
A corazón tan trazado,
centenares de loor,
me recuerda otro que fue
exhibido por mi amor.


Pedregal da Irimia. Foto de Txaro Gallego.
O Miño realmente nace aquí, ao estilo do Neno Xesús,
séxase, con discreción.



A lagoa da Fonmiñá, aló abaixo, vén a ser a súa presentación espectacular,
séxase, o Templo da Auga.





Poco valdrá menos costará


Valiño, non nos fagas merchandising,
que non está ben en ti,
pois,
unha peseta das de daquela
era moito para min!

Ya estoy en desconcierto;
una musa infecunda
que me niega su ayuda
en un lugar tan desierto.
Allá arriba yo bien sé,
sito en Montecubeiro,
hay un hermoso paraje
llamado Porto do Outeiro.
Por allí baja un reguero
con sus aguas murmulleras,
que bañando ricas praderas
embelesa al forastero.
En él hay bruñidas piedras
por sus aguas cristalinas,
y unas truchas muy finas
vuelan a sus madrigueras.
Mientras el astuto joven
entre salgueiros acecha
ellas huyen como flecha
sin saber donde se esconden.
Realidad, y no cuento,
a lo largo del torrente
un prado hay muy pendiente,
que se llama del Convento;
y en medio un molino
que en otro tiempo molía
para frailes que oraban
mientras la gente dormía.
Quien en alta primavera
por aquella finca trepe
su alma se enaltece
con belleza placentera.
Por abundancia de flores
en medio de fresca yerba
su corazón se enerva
distinguiendo mil colores.

Al pisar en aquel suelo
con el roce del calzado
un aroma pronunciado
se esparce por el Cielo.
Gratísima sensación
a lo largo de la finca:
se siente, no se explica,
optimista la ilusión.
Esta cierra del convento,
y sabido que es fragosa,
su tierra, arandosa,
tiene arbustos sin cuento.
Del rosario con sus cuentas
tienen gran afinidad
los sabrosos aranditos
de aquella soledad.
Para el rosario rezar
aquellos frailes benditos
llamados los Dominicos
mejor imposible hallar.
Este predio de que hablo
no está junto al convento:
quien su paso no apure
reza rosario completo.
Dicho convento viejo es,
pero con su iglesia airosa,
(restaurada en 1878),
y una tribuna preciosa,
bien unidos están los tres.

Meus veciños doutro tempo,
veciños meus de algún dia,
muito vos rogo que recéis
o rosario de María.
-.-

Más no pienso molestar
y de hecho perdón pido
a quien me haya leído
que me sepa disculpar.

-oOo-


Non podo, nin quero, nin debo, omitir aquí una expresión de alta gratitude para Antón Santamarina, do INSTITUTO DA LINGUA GALEGA, que me facilitou fotocopias deste libro SURCANDO EL MIÑO, manifestándome que as súas procedían dun orixinal que lle prestaron os irmáns Rielo Carballo, depositado no seu Museo privado, en Arcos de Frades. ¡Así é a vida: Uns fan por ela, respectan e conservan o noso Patrimonio, mentres outros o tiran pola ventá do seu curral! Daquela, grazas, un feixe delas, porque, Vere dignum et iustum est.

As fotografías engadinas eu, servidor,
 Xosé María
-.-

A propósito de Nicanor Rielo Carballo: No núm. 8 de Lucensia, Lugo, 1994, cita a tres sacerdotes, ordenados antes do 36, que escribiron en galego, e ademais por esta orde: José Valiño Trabada, Manuel Rodríguez López e Adolfo Reverendo López.

Xosé María Gómez Vilabella




No hay comentarios: