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(Igrexa de San Ciprián de Montecubeiro. No altar da
dereita, imaxe de San José, que xa estaba aí en vida do Cura Valiño. A imaxe da
Virxe Milagrosa, no altar maior, foi doada por este servidor e pola miña dona,
daquela cando intercedeu por nós salvándonos, aínda que con feridas, no
atentado de Maio do 57, en Safí, Marrocos).
¿Qué busco yo?
Una mañana de
abril,
en alegre
primavera,
me encontraba en
alta sierra
sin saber a dónde
ir.
Allí por montes y
selvas
con hambre y sed
caminaba
sin serme posible
hallar
el objeto que
buscaba.
Por montañas
escabrosas
abundantes en
romero
con su olor grato
y bueno
y sus cañas muy
leñosas.
De abejas un enjambre
volando de flor en
flor
chupaban de lo
mejor
para mitigar mi
hambre.
Por una
eventualidad
se persona un
forastero
y como buen
pasajero
henchido de
caridad.
Quien su paso
deteniendo
me dirige una
mirada
y con suave
palabra
me continúa diciendo:
Le noto
desorientado;
¿qué busca usted,
buen señor?
Yo buscaba
un corazón
objeto de todo
amor.
Por los riscos y
senderos
me trasladé a los
valles,
de cuya
frondosidad
nadie me pida
detalles.
Pasado ya otro día
y entregado a
dulce sueño,
supongo que un Ángel
bueno
de este modo decía:
Filósofo de mal
gusto,
¿cómo discurre tu
mente?
¿Crees que al buen
agente
le satisface esta
vida?
Yo busqué y
rebusqué,
segunda y tercera
vez,
y a Jesús de
Nazaret
en oración le
encontré.
Este mundo chapucero
poco a poco desengaña:
Vos sois, ¡oh mi
buen Jesús!,
el corazón que
buscaba.
De Jesús el
Corazón
siempre fue
privilegiado,
un Corazón tan
excelso
bien quisiera yo
imitarlo.
A ese radiante Sol
amarle mucho
conviene,
pues se exhibió
para probar
el gran amor que
nos tiene.
(Valiño, decátaste de
que lle estás facendo a competencia á mística de Ávila?)
En honor a la Purísima
De febrero cierto
día,
aun estando
dormido,
vi un cuadro de
Murillo
en el que me
complacía.
Con vivísimos
colores
me pareció bien
pintada
la Concepción de
María,
siendo siempre
inmaculada.
Quien pudiera
presentaros,
¡oh Pureza
Soberana
un ramito de
camelias
que nunca se
marchitara!
Ese cortito
febrero
es un segundo
peldaño
de la misteriosa
escala
que ofrece el
nuevo año.
Ya su quincena
primera
anuncia feliz
ventura,
ya ofrenda
primavera
de inenarrable
hermosura.
Virgen Santa
Inmaculada
tú que vives y que
reinas
en tan erguida
morada,
enviadme una musa
que sea bien
fecundada.
No la retardes
Señora,
que venga de buena
gana
a mi mente, que es
estéril
y poco
disciplinada.
Enviadme una lira
bien
sonora y afinada,
para que pueda
cantaros
mi modestita
plegaria.
Es una breve
oración,
sin ser de ley ni
promesa;
es una jaculatoria
que Pío X
interesa.
Hela aquí:
¡Oh, María, por tu
Inmaculada Concepción
purifica mi cuerpo
y santifica mi alma!
Ave María ...
La
Inmaculada Concepción, de Murillo.
Hacía Dios
Esto que aquí ves
escrito,
aunque de un modo
muy tosco,
como bien lo
reconozco,
es del Rosario
bendito.
Por muy grata
inspiración,
un Domingo de
Guzmán,
arrastrado de un
imán,
predicó su
devoción.
Cuanto por
revelación
aprendió como
divino,
lo propuso con
gran tino
y convincente
razón.
Por ello, y otras
virtudes,
nuestra Iglesia,
sin rivales,
colocó con muchas luces
su efigie sobre
altares.
Del rosal sale la
rosa,
y de la rosa el
Rosario,
de la gracia de
María
el anhelo de
rezarlo.
Misteriosa
cadenita,
que no ata, pero
desata
a quien sus
cuentas repasa
y sus misterios
medita.
Pues ni bermejito
oro,
ni el topacio más
pulido
serán material
divino,
cual compete a su
decoro.
Campesinos muy
amados,
que vuestros agros
sembráis,
si el Rosario no
dejáis,
cogeréis frutos
lozanos.
Lo digo con
confianza
y fundado en buena
base,
que gracias de
toda clase
lucraréis en
abundancia.
Aunque por
antonomasia
el buen octubre es
su mes,
no significa esto
pues
que no se rece sin
tasa.
Si culta fuere tu
lengua
y muy laureada tu
arte,
cuando menos una
parte
no la elimines por
mengua.
Aforismo no
anticuado
observé que así
decía:
El Rosario de
María
nunca dejes de
rezarlo.
Quien a
indulgencias mira,
un número
fabuloso,
que aun estando en
reposo,
a contarlas mal atina.
Rapaciños, rapaciñas,
todos os do meu lugar,
se o Rosario non rezades,
non me veñades saudar.
Revelación do Santo
Rosario a Domingo de Guzmán,
en presenza de Frei
Pedro de Santa María y Ulloa, Santa Catalina de Siena,
e Sor María de Jesús
de León y Delgado.
Canto a la oración
Quien pretenda ser
dichoso,
y en el orar ser
doctor,
pida al Padre Celestial
en nombre del
Redentor.
La humillada
oración
de rodillas por el
suelo
arquimídica
palanca
que remueve el
alto Cielo.
Esta vida es
aparente,
la otra es
realidad;
en espíritu y
verdad
el orar es
conveniente.
Si tu quisieras
saber
que entiendo por
oración,
levanta tu corazón
al toque del
amanecer.
Detrás de espesa
junquera
vi a una criatura
con muy blanca
vestidura
y ojos mirando al
Cielo.
A una distancia
corta
corre tranquilo
reguero,
a donde viene a
orar
la gente del
pastoreo.
A su hija
Pastorita,
le dice una madre
buena:
ora con mucha
frecuencia
para que el lobo
no venga.
Joven de sano
ideal
y distinguida
familia
alterna con su
reloj
rezando el
Avemaría.
Mujer de excelsas
virtudes
Dorotea se llamaba
con buen método
oraba
practicando el
Viacrucis.
Una celosita madre
con su oración y
llanto
a su extraviado
hijo
lo convirtió en un
santo.
Los efectos de la
gracia
tienden siempre a
lo mejor,
haciendo de él a
su vez
de la Iglesia gran
Doctor.
El hombre sin
oración
es árbol sin
vestidura,
sin jugo, sin verde
hoja,
sin cáscara que le
cubra.
Mujer que orar no
sabe
carece de quien la
guíe,
como nave sin
piloto
ni puerto a donde
arribe.
Años de la
juventud,
años de
contradicción,
por ignorar lo
futuro
malbaratan la
oración.
Un viejo todo
encorvado
con su carita
arrugada
orando bien
soportaba
las fatigas de un
anciano.
Junto al hogar de
mi choza
el rosario rezaré,
y allí con mis
familiares
al buen Dios
ensalzaré.
A los niños de esta aldea
Para con niños
hablar
se hace preciso
saber,
y sobre todo
entender
lo que conviene
enseñar.
Aunque recia es mi
rudez,
estoy seguro, de
continuo,
que un Ser del
todo Divino
es Uno y Trino a
la vez.
En geométrica
ciencia
se destaca una
figura:
el Triángulo, sin
duda;
lo digo por
advertencia.
Los tres ángulos iguales
que encierra la
figura
son, como en Dios
Tres Personas
sin diferencia
ninguna.
¡Oh, jóvenes muy
amados,
mejor lo sabéis
que yo,
el triángulo es símil
de la Trinidad en
Dios!
Aquí en
Montecubeiro,
en el pueblito do
Fato
artística obra
hay,
que le sirve de
ornato.
Es un frontón muy
bonito,
con sus dos caños
a par
desaguando sin
cesar
en un pilón de
granito.
La piedra que le
remata
triangular es su
figura,
otro triangulito
más
secunda su
hermosura.
Al lado un
lavadero
en piedra de color
gris
se cuenta como
primero
y sin rival en el
país.
Dicha obrita de
arte
no carece de
misterio;
yergue, pues, los
corazones,
al solo Dios
verdadero.
De vosotros, niños
todos,
imploro gracia muy
alta
que gran devoción
tengáis
a dicha Trinidad
Santa.
Si devotos aun no sois
de la Virgen
Soberana,
dirigidle con
frecuencia
afectuosa
plegaria.
-.-
Surcando el Miño
De Puertomarín a
Lugo,
y en la mitad del
camino,
se exhibe un
horizonte,
que refuerza al
peregrino.
En realidad, así
pues,
girando sobre
derecha
sin completar esta
vuelta,
dando quietud a
los pies.
Y tú, que eres
forastero,
y que con pausa
caminas,
¿qué te parece,
romero,
el horizonte que
miras?
¿Y qué querrás que
te diga?
Viejo soy, niño
fui;
horizonte tan
bonito
en mi vida no lo
vi.
Desde el Miño hasta
el Cebrero,
tierra del Santo
Milagro,
es un campo
floreciente
y muy fructífero
agro.
Panorama como
aquel
no se puede
imaginar,
ni le es posible dibujar
al más selecto
pincel.
Miguel Ángel, y
también otros
de tan remontado
vuelo,
sí pintasen dicho
suelo,
les tacharían de
cortos.
Del río por su
derecha
y a una distancia
corta
está la parroquial
iglesia
y la torre de la
Mota.
Su iglesia muy
bien hecha,
y el atrio sorprendente;
prueba ser
inteligente
el buen autor de
su fecha.
Dentro tres
altares tiene,
y éstos sí que
valen, valen:
el mayor, el de
San Mauro,
y el de la Virgen
del Carmen.
La efigie de este
buen nombre
tiene modesto
vestido,
pero muy cordial
mirada
hacia el hombre
compungido.
Católico que allí
entra,
de allí ya salir
no sabe
sin despedirla
diciendo:
Dios te salve,
Reina y Madre.
En su sagrado
busto
un escapulario tiene,
que regalárselo
quiere
a quien lo vista
con gusto.
¿Cómo lo vestiré
yo?
Si alguno me lo
pregunta:
esfuérzate por
vivir
exento de toda
culpa.
Ni la bélica
metralla,
ni de mares la
bravura,
jamás en él harán
mella;
tiene coraza muy
dura.
Escapulario
Carmelo,
jovencitos, jovencitas,
prisionero de dos cintas,
no falte de
nuestro cuello.
Catedral
Campesinos de mi
tierra
que la ciudad frecuentáis,
y os sentáis en la
taberna,
y en el bar os saludáis,
sabed, pues, como
ahorrar
de minutos cinco
un par,
que en la Catedral
Lucense
allí los podéis
gastar
suplicando a
Cristo Rey
una herencia
fraternal.
Mucho te
agradeceré
¡oh mujer
aldeanita,
seas vieja o
jovencita,
con tu cestito al
lado,
visites con gran
fervor
a Jesús
Sacramentado!
Yo jamás olvidaré
favor tan
condecorado.
Los que viaje
emprendéis
sea a pie, sea en
coche,
con dirección a la
Corte,
visita no perdonéis
al Señor que día y
noche
de manifiesto
hallaréis.
No te tengo yo
olvidada
¡oh Basílica
Lucense
que eres sol
resplandeciente
y yergues el
corazón
de quien rinde
adoración
a Jesús
Sacramentado!
Catedral tan
suntuosa
es la diocesana
iglesia,
y en ella hay una
princesa
con ojos de
Milagrosa.
¡Oh qué dulce, y
qué clemente,
para aquel que,
reverente,
en su presencia
reposa.
A Virxe dos Ollos Grandes. Catedral de Lugo.
Catecismo
De mi vejez en un sueño
me parece que veía
caer del cielo un rocío
que de benéfico
riego
a muchas plantas
servía.
Cebollitas de
azucena
de gladios y
tulipanes
con cuatro mil
variedades
he visto en un
semillero:
unas con su flor
amena
y otras que brotan
del germelo.
Vi también, si no
me engaño,
gran multitud de
arbolitos
con piñosos
capullitos
que se convierten
en flores
con variedad de
colores
en el segundo mes
del año.
Siempre de gala
vestido
en jardines de
buen gusto
en donde abunda el
arbusto
de semicaña linosa,
de hoja fina y
verdosa
y de encrespado tejido.
Cosa digna de
mención
tanto sueño de
optimismo
que aconteció en
mi mismo,
que por
interpretación
niños son del
catecismo.
El niño que es
aplicado
y que el catecismo
estudia
no será de mente
ruda
siendo siempre
buen hidalgo.
Quien catecismo
aprendió.
y en la práctica
lo aplica
con su ejemplo
predica
al mundo que lo
negó.
El que en doctrina
es doliente,
cuando sentado a
la mesa
fruto es de su
rudeza,
ser menos
inteligente
en lo que más le
interesa.
Catecismo del P. Astete.
Catecismo do labrego,
de Lamas Carvajal.
EN MONTECUBEIRO
La Cruz de Porpó
Quise hacer una
quintilla
sobre el sitio de
Porpó:
busca abajo, busca
arriba,
jamás pude
encontrar rima;
si la hay, no lo
sé, no.
Sin sonar
altanería
entre cercanos
vecinos
de este Barrial de
arriba
aparecen a porfía
cuatro majados
caminos.
Es idea permanente
que en aquella encrucijada
hace tiempo hubo
una cruz
que, como faro de
luz,
mirada era por la
gente.
Con el transcurso
del tiempo
y falta de
precaución
se va perdiendo el
contento
que los fieles
saboreaban
rindiéndole adoración.
¡Ay rapaciños do Fato,
os do Campo e do Barreiro,
entendo será moi grato
o facer a valentía
de repoñer esa cruz,
para que nos sirva de guía
cando se apaña o Luceiro.
Inda queda San Cibrao
que debera ser primeiro
en donde o bomborileiro
sin acougo coa sua man
garda compás co gaiteiro.
Después de haberla
repuesto
y en su lugar
colocada
debe ser bien
aclarada,
y con religioso
gesto
sin bendición
regateada.
De Cristo la Cruz
bendita
es signo de redención
sin que exista
margarita
que en su belleza
compita
con tan alta
Dignación.
A Cruz da Granda, ou
de Matahomes, que lles estorbaba aos da Concentración,
e..., pasárona ao
monte!
¿Quién pretende lo
imposible?
Hace tiempo que un
tal Carlos (1)
cierto sistema inventó,
y el mundo que lo
aceptó
siembra golpes y
trompazos
haciendo todo
pedazos,
con lamentos y con
gritos.
Mas el mundo
testarudo,
¡ay! a voces, ¡ay!
a gritos,
quiere seguir a
Carlitos
con tal de que pueda
plantear
aquel sistema tan
burdo.
El predicar la
igualdad
es predicar lo adverso:
las obras del
universo
exhiben la
variedad
en el modo más
completo.
La sabia
naturaleza
todo creó desigual,
como verá cada
cual,
de relieve la
belleza,
en el hombre y en
los brutos,
en los árboles y
arbustos,
en las plantas y
en las flores,
con variedad de
colores.
Naturalista
moderno
ven acá, haz el
favor,
sirviendo, pues,
de modelo,
enseña que el
Hacedor
ha puesto en las
criaturas
tamaña desigualdad
que no cabe en mentes
rudas.
¡Oh jovencitos del
día
que carecéis de
experiencia
no os embauque la
ciencia
del marxismo y sus
secuaces
porque son lupi rapaces
henchidos de
picardía!
(1)
Marx, supoño.
(Pero non cho
explicaron ben, meu querido Valiño, pois o que pretendía Von Marx non era
igualar senón rebaixar, repartir; rebaixarlles os fumes, e cos fumes as súas
rapinas, aos todopoderosos que, daquela coma hoxe, na terra había).
Santa Lucía
Es olorosa azucena
tu virginidad
Lucía;
soportando alguna
pena
trocaste tu luz
terrena
por otra que
siempre es día.
Por esa virtud
hermosa
te tengo yo de
alabar
que la supiste
aunar
con la palma más frondosa
que se puede
imaginar.
Mi corazón
humillado,
¡oh graciosa Lucía!,
espera muy
confiado
le consigas una
luz
de más resplandor
que el día.
Pondré yo gran
interés,
¡oh jovencita Lucía!,
que el trece de
cada mes
se rece el avemaría
de hinojos ante
tus pies.
Perdón bendita
Lucía,
que versificar no
sé;
bien, veremos si
otro día
una musa más
fecunda
se me ofrece con fe.
(Pola Santa Lucía
mingua a noite e medra o día.
Grazas, Santiña,
tamén de parte miña)
Virgen de las Nieves
El cinco de agosto,
en los agostados
campos
y en la mitad del
estío,
sin mucho calor ni
frío,
de nieve copiosos
ampos
del alto cielo han
caído.
Y estos
blanquecitos ampos
por el aire se
batían,
mientras las
gentes decían:
¡Qué cosa tan
prodigiosa
que una Virgen
amorosa
desesterice
nuestros campos!
Cuando así lo
quiere Dios,
y su madre también
ruega,
los huracanes
sosiega,
los montes y valles
riega,
y la gracia llega
a nos.
Por eso errar no
querría,
ni violentar la
razón,
pues existe un
corazón
que rebosa en
atracción,
y se llama de María.
De la nieve la
blancura
tiene su
significado,
viendo que el
enamorado
del corazón de
Jesús
emite radiante luz
con suavidad y
dulzura.
Virxe das Neves, en
Suegos, o 5 de Agosto.
El ángel custodio
Un deber tiene
conmigo
el santo Ángel de
mi guarda,
a quien pido de
mañana
que ponga en fuga
a Satanás
por ser el gran
enemigo.
Si cumples, ángel
divino,
y cuento con tu
asistencia
en el penoso
camino,
asperezas y
fatigas
soportaré con
paciencia.
Y aunque tú eres
mi dueño,
con los ojos
corporales
muy cierto es que
no te veo,
pero que atenúes
mis males,
te ruego con todo
empeño.
Contristarte yo no
quiero,
¡oh ángel mío
querido!,
y morir antes
prefiero
que cometer algún
yerro,
o sufrir un
extravío.
A quienes te dan
por destino
te colocas a su
lado,
y eres compañero
fino
que enderezas el
camino
del que te es
encomendado.
Sin nombre
Tan antojado lo
bueno,
a pocos lo malo
gusta;
literatura selecta
el sabio sale en
su busca.
Eso de las
octavillas
es cosa ya tan
corriente
que unas broten de
los pies,
y otras nazcan de
la mente.
Formar una
redondilla
apenas tiene qué
hacer,
pues con muy poco
mecer,
surcando va la
barquilla.
Me he propuesto
demostrar,
como el poeta
decía,
que el hacer una
quintilla
es la cosa más
sencilla
que se puede
imaginar.
En busca de una
sextilla,
a mi vecino
primero,
que para buen
carpintero,
que me la hiciese
pedí,
y tirando del
sombrero
cogió del suelo
una astilla.
Pero lo más
importante
ya te lo diré
mañana
sin disputa
desquiciante,
que la sextilla
mejor
es la doctrina
cristiana.
Quien aspire a
gran altura,
siendo católico
padre
y haciendo uso de
cordura,
eduque bien a sus
hijos
en esa sana
cultura.
Y a vos, ¡oh muy
caros niños!,
no recelo
amonestaros,
que sin mixturas
de engaños
aprendáis dicha
doctrina
en vuestros
primeros años.
Antes de las
carreteras,
CAMINO REAL
Desde tiempo inveterado
un largo
y ancho camino,
casi del todo
anticuado,
distando poco del
Miño,
pasa por Puente de
Neira,
trazando rectas y
curvas
y orillando con
dos burgas
dos leguas acá de
Meira.
Aunque con vueltas
rudas,
al lado deja un castillo
y tierra muy virginal;
pisando va este
camino
y escalando las
alturas,
como un viejo
peregrino.
Allá arriba, en
las Teixedas,
es muy llano
y espacioso,
y en primavera precioso;
va entrando en
Herraduras,
donde se hallan
dichas burgas,
por encima del
Gruñedo
y por junto a
duras peñas.
Desde aquí todo es
bajar
a llanuras
carañesas;
entrando va en las
dehesas
de Valonga y
Riojuán,
y aquí un cruce de
caminos,
que unos vienen y
otros van.
Mas aquél, de que
aquí hablo,
por los montes y
campiñas,
por aldeas y por
villas,
sin que bien pueda
explicarlo,
se extiende por
las Mariñas.
Por dicho camino,
robustitos mulos,
en corambres filas,
portaban vino
para las Mariñas.
El que iba delante
un collar lucía
y en él una choca
que tocar sabía.
Se sentía la choca
desde mi pueblecito,
al pasar la recua
cargada de vino.
Eran tan
nescientes
los que conducían
que, ni aún sabían
regar el vino
que ellos bebían.
Desde la sierra,
cuando al regreso
giraban mirada
sobre el hombro
derecho.
Vericuetos y
hondonadas
hacen muy bonito
y sobre todo el convento
que fue dominico.
Falo d'a terriña
que é Montecubeiro,
en donde a nebriña
cerra a súa
morríña
na cima do Outeiro.
A vida do home
é común camiño:
quen non ha tordear
beba pouco viño.
Tamén o Bautista,
que foi precursor,
xamais bebeu da viña,
nin outro licor.
(Valiño, como Aí Arriba non se perde a memoria, que
incluso medra, ¿lémbraste da taberna do Cuco, que lle chamaban así porque
utilizaba a túa fonte, a escondidas…, pero ti ben sabes para que, e por que, o
facía: caritativo el, que así evitáballes as borracheiras aos seus veciños!)
Distracción
Cuando termine el
duelo,
quien quisiera
merendar,
yo, sin nada
interesar,
nárrole un campo
bueno.
Próximamente dos
leguas
río abajo de
Nadela
una hermosa isla hay
que se llama de
Quintela.
En este bello
panorama,
entre aguas de
repujón,
resultó ni más ni
menos
la forma de un
corazón.
Rodeada de caneros,
donde cae la
anguila,
el bonito
pececillo
y la trucha más
fina.
Dicha pintoresca
perla,
en la Mota situada,
es cosa tan
halagüeña
que parece ser
pintada.
Desde el atrio
parroquial
quien mire tal
perspectiva
infiere en un
momento
que solo pintan
arriba.
Satisfactorio
consuelo
cuando por el mes
de abril
se cubre de flores
mil
aquel delicioso
suelo.
Llegado ya el cuquillo
con su cántico
tonante
en un vergel tan
fragante
hace eco de
caudillo.
En el frondoso
follaje
anidan los
pajaritos
de cien colores;
¡qué ricos!
y amenizan el paisaje.
Luego que mayo se
orienta,
mes dedicado a
María,
la exótica
avecilla
enloquece de
contenta.
Un poquito más
arriba
se tropiezan dos
hermanos
armando escaramuza
antes de darse las
manos.
Conozco su
oriundez:
son, pues, el Miño
y el Neira,
de uno es
Fuenmiñana,
y del otro
Fontaneira.
Sus aguas no
perezosas,
con murmullo de
oleaje,
sin suspender el
viaje
caminan rumbosas,
y las que antes
reñían
se van ya
simpatizando,
por las rocas
deslizando
el rencor que
sostenían.
Con afán de
desaguar
ríos magnos, ríos
chicos,
sin detener sus
cursitos
al Océano van
parar.
Vine yo a esta
tierra
sin saber por ella
andar:
donde termina la
vida
allí debiera
empezar.
A corazón tan
trazado,
centenares de loor,
me recuerda otro que
fue
exhibido por mi
amor.
Pedregal da Irimia.
Foto de Txaro Gallego.
O Miño realmente nace
aquí, ao estilo do Neno Xesús,
séxase, con
discreción.
A lagoa da Fonmiñá,
aló abaixo, vén a ser a súa presentación espectacular,
séxase, o Templo da
Auga.
Poco valdrá menos
costará
Valiño, non
nos fagas merchandising,
que non está ben
en ti,
pois,
unha peseta
das de daquela
era moito para
min!
Ya estoy en
desconcierto;
una musa infecunda
que me niega su
ayuda
en un lugar tan desierto.
Allá arriba yo
bien sé,
sito en
Montecubeiro,
hay un hermoso
paraje
llamado Porto do Outeiro.
Por allí baja un
reguero
con sus aguas
murmulleras,
que bañando ricas
praderas
embelesa al
forastero.
En él hay bruñidas
piedras
por sus aguas
cristalinas,
y unas truchas muy
finas
vuelan a sus
madrigueras.
Mientras el astuto
joven
entre salgueiros
acecha
ellas huyen como
flecha
sin saber donde se
esconden.
Realidad, y no cuento,
a lo largo del torrente
un prado hay muy
pendiente,
que se llama del Convento;
y en medio un
molino
que en otro tiempo
molía
para frailes que
oraban
mientras la gente dormía.
Quien en alta
primavera
por aquella finca
trepe
su alma se
enaltece
con belleza
placentera.
Por abundancia de
flores
en medio de fresca
yerba
su corazón se
enerva
distinguiendo mil
colores.
Al pisar en aquel suelo
con el roce del
calzado
un aroma
pronunciado
se esparce por el
Cielo.
Gratísima
sensación
a lo largo de la
finca:
se siente, no se
explica,
optimista la
ilusión.
Esta cierra del
convento,
y sabido que es
fragosa,
su tierra, arandosa,
tiene arbustos sin
cuento.
Del rosario con
sus cuentas
tienen gran
afinidad
los sabrosos
aranditos
de aquella soledad.
Para el rosario
rezar
aquellos frailes
benditos
llamados los Dominicos
mejor imposible
hallar.
Este predio de que
hablo
no está junto al
convento:
quien su paso no
apure
reza rosario
completo.
Dicho convento
viejo es,
pero con su
iglesia airosa,
(restaurada en 1878),
y una tribuna
preciosa,
bien unidos están
los tres.
Meus veciños doutro tempo,
veciños meus de algún dia,
muito vos rogo que recéis
o rosario de María.
-.-
Más no pienso
molestar
y de hecho perdón
pido
a quien me haya
leído
que me sepa
disculpar.
-oOo-
Non podo, nin quero, nin debo, omitir aquí una expresión
de alta gratitude para Antón Santamarina, do INSTITUTO DA LINGUA
GALEGA, que me facilitou fotocopias deste libro SURCANDO EL MIÑO,
manifestándome que as súas procedían dun orixinal que lle prestaron os irmáns
Rielo Carballo, depositado no seu Museo privado, en Arcos de Frades. ¡Así é a
vida: Uns fan por ela, respectan e conservan o noso Patrimonio, mentres outros
o tiran pola ventá do seu curral! Daquela, grazas, un feixe delas, porque, Vere dignum et iustum est.
As fotografías engadinas eu, servidor,
As fotografías engadinas eu, servidor,
Xosé María
-.-
A propósito de Nicanor Rielo Carballo: No núm. 8 de Lucensia, Lugo,
1994, cita a tres sacerdotes, ordenados antes do 36, que escribiron en galego, e
ademais por esta orde: José Valiño Trabada, Manuel Rodríguez López e
Adolfo Reverendo López.
Xosé María Gómez Vilabella
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