lunes, 27 de mayo de 2013

DE MOUROS E CRISTIÁNS -V-


.../...


En el 50 aniversario de la guerra de IFNI
La contribución de los Colegios de Huérfanos de Militares a esta guerra “tapada”.
Por
José Enrique Villarino Valdivielso



“Pínfano” o lo que es lo mismo,
antiguo alumno
de los Colegios de Huérfanos de Militares.
(Publicado en el blog: Amigos do Patrimonio de Castroverde)

Me entero por el titular de este
blog, D. José María Gómez Vilabella, autor del libro “IFNADA”, bancario y somatén en IFNI, que el pasado mes de Noviembre tuvieron lugar en la ciudad de Las Palmas los actos conmemorativos del Cincuentenario de la nunca oficialmente reconocida guerra de IFNI, la 51 provincia española enclavada en los llamados territorios del África Occidental, que siguió bajo tutela española hasta el año 1.969.

Acerca de este hecho glosan estas líneas en homenaje a cuantos, huérfanos de militares, militares profesionales o de reemplazo y civiles, mujeres y hombres, vivieron o contribuyeron con la entrega de su vida y su trabajo allí, a mantener el honor del pueblo y del ejército español que dejaron en esas tierras, no sólo lo mejor de sus hombres, sino una labor humanitaria, brillante y justa, y al menos equivalente, a las actuales labores sociales de cualesqueira ONG´s

En Octubre de 1.961, cuatro años después del inicio de las “hostilidades” de las “bandas” de tribus no controladas (¿) por el nuevo régimen alauita contra las posiciones españolas, cruzaba yo con15 años la puerta del Colegio de Santiago de Huérfanos de Militares de Carabanchel Bajo, hoy residencia de alumnos, en Madrid. Ajeno a la contienda, salvo por algún periódico leído aún en vida de mi padre, me impactó la lápida del vestíbulo de mi colegio que más abajo se reproduce.

Recién llegado de Lugo siendo la vez primera que sobresalía de las galaicas y morriñosas tierras, sin tiempo a adaptarme a la para mi desconocida meseta castellana y desamparado cual pajarillo fuera del nido familiar, ya muy tocado por la anterior muerte de mi madre, aquello fue muy fuerte. Entendí que, ¡ojo!, allí de bromas ni media y que cruzaba el umbral de un espacio de respeto, honor y sacrificio.

Nada, ni nadie mejor para describir aquellos tiempos y el espíritu de nuestros colegios que lo que de forma rigurosa e histórica recoge nuestra web, la de los pínfanos –ya que así nos autodenominamos los huérfanos de militares-, extraída de la magistral obra historiográfica denominada "Historia de las Instituciones y Colegios de Huérfanos del Ejército de Tierra", de los autores D. José Luis Isabel Sánchez y Dña. Amparo Donderis Guastavino, esta última, además de historiadora e ilustre archivera, pínfana.

"Los Colegios de Carabanchel fueron vivero de ilustres militares cuya trayectoria enalteció el historial del primer centro castrense que, con su impronta forjó su vocación y espíritu militar. Así, en los Colegios de Carabanchel se formaron tres de los grandes héroes de lfni. Los tenientes de Infantería Antonio Ortiz de Zárate, Antonio Polanco Mejorada y Arturo Martín Gamborino, quienes tuvieron que abandonar sus hogares para comenzar sus estudios en el Colegio de Carabanchel Bajo. Después de varios años de permanencia en dicho centro, después de pasar muchas privaciones impuestas por las condiciones de racionamiento y aislamiento de los años de posguerra, aquellos niños se convirtieron en jóvenes que pasaron al Colegio de Carabanchel Alto, para iniciar su ingreso en la Academia General Militar. Era el mejor homenaje que podían rendir a sus antecesores.

La Academia forjó y moldeó el espíritu de estos jóvenes y, el día en que por fin se convirtieron en caballeros cadetes del Ejército, su vida cambió por completo.
Dispuestos a cumplir con su deber de servicio a la Patria, los tres tenientes marcharon a tierras africanas. En lfni había estallado una guerra encubierta que amenazaba las posesiones españolas en África Occidental. Bandas armadas "no controladas" penetraron en el territorio de lfni dejando aislados, incomunicados, los puestos fronterizos. Los tenientes Ortiz de Zárate, Polanco y Martín Gamborino entienden que su puesto está allí. Su secuela de huérfanos de guerra, su alto sentido del honor y del valor, su espíritu de cumplimiento del deber y su valentía les llevaron a la muerte y a repetir de nuevo la tragedia en sus hogares.
En el año 1957, en el Colegio de Huérfanos de Oficiales del Ejército de Carabanchel Bajo se celebró un emotivo acto con ocasión del descubrimiento de una lápida con los nombres de los antiguos alumnos, tenientes de Infantería caídos gloriosamente en lfni al frente de sus tropas. Esta lápida se conserva en el vestíbulo de la actual Residencia "San Fernando".

No sólo estos tres tenientes de Infantería fueron la contribución de los Huérfanos de Militares a la salvaguarda del honor español en aquellas tierras, posteriormente cedidas sin contraprestación alguna a un Marruecos todavía naciente, sino que, además de estos compañeros y otros muchos jóvenes, la contribución de otros militares, oficiales, suboficiales, tropa, y algún que otro civil, entre ellos el que fuera Medalla Militar Individual de la Guerra de España, Sr. Gastiarena, cuyo sacrificio rememora, afortunadamente, un monolito inaugurado con motivo de este aniversario en la Base Militar General Alemán Ramírez (otro laureado) de Las Palmas de G. Canaria.

Además de alumnos, dieron su vida en IFNI padres de alumnos con quienes más tarde compartí años de colegio. Es para mí otro paradigma de héroe la persona del Capitán de la Legión D. Agustín Jáuregui Abellás, caído también el 13 de Enero de 1958 en Edchera.

Con uno de sus hijos el Coronel Miguel Ángel Jáuregui compartí pupitre y comparto hoy amistad y admiración, y así, hasta un sinfín de caídos de todos los empleos y grados. Más de quinientos, entre fallecidos y heridos, según estimaciones recientes. A todos ellos nuestro recuerdo más cariñoso y nuestro agradecimiento por habernos señalado la norma a seguir en el servicio a España, según reza la placa que les honra en nuestra antigua y siempre nuestra casa de Carabanchel.
-o-

María de África Blanco Mourenza,
 nosa afillada, nada en Sidi Ifni.
 
Volvemos a collerte no colo…
María de África co seu irmán Fernando

Volvemos a collerte no colo…, pero foi a definitiva, no teu cemiterio de Palas de Rei. Na primeira, viñeches aos nosos dos brazos de teu pai e de túa nai, naquela igrexa da Santa Cruz de Mar Pequeña. ¡Ben que nos lembramos, ben; e felices que nos sentimos representando aos teus avós! Paradoxos da vida: Hoxe collémoste dos brazos de teu irmán, aquel cativín. ¡Que cousas! A primeira vez gozamos axudándoche a entrar na Igrexa, pero hoxe aínda foi máis emotivo pois aquela nena, aquela bautizada, xa é unha santa; ¡tivemos unha santa no colo! ¡Señor, grazas por abrirlle as portas do Ceo; e con iso, as nosas, pois agora temos unha santa máis á que rezarlle, e desde xa pedímoslle que sexa ela quen nos colla no colo, no seu; quen nos presente, quen nos leve á santidade, a ese Ceo eterno do que tanto goza ela coma seu pai, e con eles aqueles avós aos que en tan grata ocasión representabamos!
África quédanos lonxe, pero María de África, a nosa María, a nosa Afriquiña, está con nós. ¡Tivémola no colo, hoxe mesmo, Xosefina e máis eu! Aquel día da foto lembrabamos o Nacemento do Fillo de Deus, e ti sorrías co gozo de gozalo, mentres teu irmán poñía ollos de expectación. ¿Acaso presentindo o papel que algún día representaría no teu transo? Hoxe cerrábaos de dor, á vez que te apertaba contra o seu peito, contra o seu peito dorido; pero aló por dentro sentíase feliz de terte en brazos, de ter unha irmá no Ceo: ¡Xa non eras unha irmá, que eras, que es, unha Santa, unha Santa con maiúsculas, desas que se van cediño porque o merecen, porque as quere Deus consigo…, precisamente para facelas gardiáns nosos, protectoras salvíficas!

Grazas, Señor, por acordarte dela, por darlle o purgatorio en vida, que agora tela contigo, sa e salva, e de paso, está con nos. ¡Amén!

Xosé María Gómez Vilabella


De esquerda a dereita: Fernando e Antonio Blanco Mourenza.
Pedro Paulo e Estela.
Á dereita, María de África.

A nosa, única, afillada, María de África Blanco Mourenza, avogada e moitas cousas máis, todas positivas, naceu en Sidi Ifni, onde a bautizamos, en representación de seus avós, que daquela vivían en Salaia, Palas de Rei. Faleceu en Burgos, aos 51 anos, e as súas cinsas tróuxoas para San Pedro de Salaia seu irmán Fernando, este da foto inicial. Na fotografía seguinte está África, primeira da dereita, na Coruña, diante do castelo de San Antón, año 1993, con seus irmáns e cos nosos fillos.
-o-

DISCIPLINA PENDENTE


Non confundirse: É cristiá, e trátase da miña dona.

Mouros e cristiáns, coñecemento e convivencia. Asignatura pendente.
Artigo publicado a dobre páxina no
El Progreso, "Táboa redonda", do día 27 de marzo de 1991

Bismillah al rahman al rahim. No nome do Deus que dá misericordia, o misericordioso. Empezarei dicindo, como credencial, que me doutorei en mourería no propio Magreb; máis concretamente nas nosas provincias 51 e 52, Ifni e Sáhara. ¡Levoume dez anos a carreira, e iso que a tomei con vocación activa, participativa, sedento de coñecer pois sen coñecer mal se pode comprender, e á viceversa! Debo engadir, e conste que estou falando máis en serio do que poda parecer, que me levou trinta anos ir cocendo o que alí aprendín, que por iso non rompín antes a escribir estas cousas sobre o Islam. Teño, iso si, o consolo de non fun mal estudante, en termos relativos, que ben sabedes que aquí na Península convivimos oito séculos con eses veciños e parentes, ¡que esa si que é carreira grande, de 781 anos!, e aínda así temos dos musulmáns a máis supina ignorancia.

Vindo ao presente, coido que serei das poucas persoas que non se escandalizaron de que a embaixadora do Tío Sam, aló en Bagdad, nin se decatase de que o astuto Saddam lle pedía permiso, a últimos de xullo, para abrir o odre de Pandora.

Un árabe e un americano só teñen de común a afección, ou a propiedade, dos cabalos dunha certa raza; no resto son dous polos opostos, antípodas no pensar e no facer; por conseguinte, ¡guerras!, frías ou quentes, pero guerras, pois esta que terminou agora, como ben dixo Saddam, é a nai delas, e xa veredes como niso, ao meu pesar, vou ser profeta. O único que chegou a entende-la arabía a fondo foi aquel sobriño do Tío Sam, Lawrence de Arabia; algo así coma a excepción que confirma unha regra. e para iso non lle fixeron caso, daquela, montando unhas fronteiras tan artificiais e tan supostamente astutas que non rebentaron de milagre, cincuenta veces, nos últimos cincuenta anos.

Para entender a un musulmán, -e nunca digades mouros xa que é unha denominación pexorativa, unha referencia á coloración epidérmica, racista, e todo iso, que lles dá cen patadas no traseiro-, sempre hai que empezar por aprenderse o Corán. E por suposto, ter presente que iso do "Islam" só quere dicir entrega á vontade de Deus. Tampouco está ben chamarlles árabes pois sería como chamarlles galegos a tódolos hispanos de Bos Aires. Cultura árabe, si; ¡a feito, e máis profunda do que cremos, ou do que recoñecemos!

Por aqueles tempos, principios do VII, o gran Muhammad, o meu admirado Mohamed, a quen chamamos familiarmente Mahoma, viunas vir, que niso si que foi profeta. ¡Viunas a través dos tempos futuros, cousa que só saben conxugar os grandes políticos! Dixen "político", e iso sosteño. ¿Que é un político? ¡Sabémolo todos! Un malabarista que trenza actividades e convivencias, case sempre con ideas alleas; un director de orquestra que pon música ás letras populares, ás alleas; así que tales artistas fannos bailar ao son que lles peta. ¡Pois iso foi Mahoma, e só iso! Un gran político que copiou o programa electoral do pobo hebreo, pero a través do Nestorianismo; un político que non se equivocou en nada porque nada escribiu, que ata lle gravaron a súa voz profética nos pergamiños das cabras arábigas; e agora que ninguén diga que se equivocou nunha til, pois os acentos do profeta foron todos, absolutamente todos, orais. Un político que inventou a guerra santa e mailo ceo das hurís para leva-los quintos a esa guerra, sen pagarlles soldada nin darlles cruces. Un astrólogo infalible que colleu media lúa polos cornos e plantouna na terra. Os americanos, en cambio, para vela de cerca tiveron que perfeccionar aqueles foguetes de Von Braun. Como vedes, ou mellor dito, como sabedes, Maquíavolo xunto a Mahoma foi un simple ladrón de bicicletas; mirade se era listo, que ata deu un braguetazo millonario casándose cunha viúva rica, ¡a petición dela!

Neste punto hai que facer unha matización importantísima de algo tan sabido como habitualmente omitido: Dexenerada Roma coas drogas daqueles tempos, que cada época ten a súa drogadicción, -vicios do corpo e do espírito, pero sobre todo pola vagancia na que entran ciclicamente as familias máis prósperas e cultas-, os saberes greco-latinos amontoáronse naquel faiado eurásico que foi o Imperio Romano de Oriente, en definitiva, Bizancio. Así que daquela, no primeiro século da súa imparable expansión, e da súa sedenta osmose, os árabes copiaron deles, todo e de todo, menos iso de coller turcas, e de fabricar camas turcas, pois seguiron coas alfombras persas.

A desgraza dos arábigos para competir no mundo actual son dúas: que son filósofos, e que se ben son capaces de sacar petróleo das areas do deserto, en cuestión de motores non pasaron do desaparafusador; porén, son uns fanáticos do acelerador. Un musulmán, por encima de todo, pensa. Rodin, se os coñecese a fondo, houbese posto un turbante na cabeza do seu pensador. Ninguén lles avantaxa en pensar, en reflexionar; pero, iso si, matinan para dentro, re-flexionan; por tanto, apenas teñen mecánica propia, e vólvense tolos comprando material e pagando mecánicos mercenarios, que en definitiva non lles funcionan con lealdade. O seu é a gumía, o alfanxe; en definitiva, o coitelo curvo. E tamén corre-la pólvora, pero no alto dos cabalos ou dos camelos; ¡nada de mando informático a distancia!

O musulmán está máis cerca de Deus do que nós esteamos; ¡por iso das curvas! Non sei se acaso algo na cristalografía, pero no demais Deus fixo unha natureza curva, de liñas curvas; o que pasa é que a civilización occidental é cousa do diaño en gran parte, e por iso inventamos a recta rilando nos dentes, coma Lucifer. Un musulmán non ten espadas rectas, nin di unha cousa en estilo, en sentido, directo, senón con metáforas, con circunloquios, con perífrases. Moito levo matinado nas estrañas coincidencias que se dan entre galegos e árabes; pero desoriéntame que sexamos máis rubios, aínda que tamén teño visto árabes roibos, pese a que lles chamen mouros a todos, sen excepción. Se cadra por aló, nas chairas de Babel, separáronse dous primos, o pai da Agar e mais o pai dos suevos. Os agarenos mourearon co sol milenario do deserto; e por contra, o suevo volveuse suave coas humidades e cos verdes norteños, por aló, nas ribeiras do Rhin.

Quero volver á biografía de Mahoma, pero antes direivos que nada repugna tanto a un musulmán, ¡pero que nada!, como a soberbia e a fatuidade dos cristiáns. Soberbia, en crernos salvos de antemán, gratuitamente, presupoñendo a condena dos musulmáns como ignorantes do verdadeiro Deus; soberbia, de terratenentes porque nós témo-los prados e mailos fondais, mentres que a eles tocoulles o deserto, o pedregal. Fatuidade, por ignorancia de canto lles debe o mundo occidental, pois sen eles, particularmente España, estaría asubiando aos ventos dos cerros de Úbeda.

Coido que merece un minuto do noso tempo lembrar que, nas mesmas alforxas de Tarik e de Mussa, recibimos, entre outros subministres e/ou participacións:

. A tolerancia, a convivencia relixiosa; aí temos os templos e maila súa pervivencia, os ritos mozárabes.

. A cultura greco-latina, trasladada, resucitada, no Ándalus.

. A filosofía aristotélica.

. Estudos de medicina, que aínda hoxe producen xuros.

. Coñecementos xeográficos, que lles viñeron moi ben aos portugueses, e moi concretamente ao noso Colón.

. Matemáticas, das que tiramos os termos e mailos conceptos da álxebra, algarismos, trigonometría, etcétera.

. Astronomía e alquimia, a cachón.

. En arquitectura toda unha síntese das fermosas concepcións coptas, persas, hindús, bizantinas...; e tamén un etcétera.

. Na literatura, esa gama de exquisitez e de sensibilidade que chegou ata Antonio Gala, por citar, para min, un significativo expoñente da mesma.

. Transmitíronos o coñecemento da pólvora, do papel, do compás, do astrolabio, dos números, dos muíños de vento, dos cultivos hortícolas...; con outro etcétera.

. En canto á agricultura, non esquezamos o seu cultivo do algodón e do arroz; as acequias e demais sistemas de regadío.

En definitiva, que non sei por que os aborrecemos tanto, historicamente; e tamén por que non conseguimos fusionarnos con eles en España, ou, en todo caso, convertelos naqueles oito séculos de fronteiras, ¡pero, para iso, había que darlles bo exemplo, mellorando o presente como se adoita dicir! Nun principio, os godos sureños ben que se lles entregaron, que se mesturaron, pero o Norte sempre se deu de puritano e de racista.

Que despois daquel esplendor inicial, na súa caída ou parálise, en parámetros socio-económicos, dos últimos séculos, comparativamente co despegue da cultura occidental, teñan ou tivesen que aceptar ser a carne de canón dos xenerais europeos, non presupón nin define indignidade racial ou cultural, senón unha simple crise histórica. Precisamente foi Mahoma quen sacou doutra crise, rabiosamente anárquica, ás tribos árabes, daquela, a comezos do VII, segundo queda dito.

Mahoma, que tampouco puido ser profeta na súa Meca, fuxiu cara adiante, logrando vitorias das súas derrotas, triunfando das burlas das súas doutrinas, que así comezou a héxira cara a Yatrib, concretamente á posta do sol do xoves 15 de xullo do ano 622. Hábil político, e non un Saddam calquera, decidiuse a reconquistar os votos pola forza das verbas.

Lembremos que daquela xa levaba once anos de campaña electoral, financiado cos cartos de Jadisha, e non era cousa de recuar por moito que lle ladrasen os cans da súa Meca.

No 611 Mahoma tiña 25 anos; e Jadisha, 40. Con diñeiro e con tempo libre, dedicouse a meditar: Coñecera na súa viaxe a Siria aos monxes do cristián Nestorio, ao parecer moi venerado naquel país; e á parte das naturais inquedanzas relixiosas do ser humano, algo de envexa lle debeu entrar polo status, polo predicamento, daqueles predicadores. Tamén lle resultou admirable a cohesión interna da xente do Libro, e aí si que marrou bastante pois as diverxencias entre os xudeus conservadores e mailos cristiáns, aqueles revolucionarios do Novo Testamento, eran abismais. Un cameleiro non se podía quedar definitivamente en Siria, nin buscar aos opositores de Nestorio para contrastar doutrinas, así que ben aprendeu e mal entendeu para unha soa viaxe.

 (Nestorianismo: Consiste nunha separación total entre a divindade e a humanidade de Cristo. Esa doutrina foi declarada herética polo Concilio de Éfeso, que depuxo a Nestorio do seu patriarcado, no ano 431. Morreu nos desertos de Libia).

Alí na Meca, reflexivo como bo árabe que era, pasou once ou doce anos dixerindo o nestorianismo e mailo xudaísmo. De todo aquilo sacou en claro que Deus-Deus só había un, ao que chamou Alá; que os ídolos da Meca eran ridículas concepcións contraditorias; e de paso, decatouse de que o Deus verdadeiro acostumaba falar por boca dos seus profetas.

Nestas andaba cando se lle acendeu un vagalume na curota do seu cranio, e daquela caeu anicado na alfombra. Seguramente se puxo a desenrolar na súa idea coma quen desenrola un turbante; e deu en berros chamando pola súa Jadisha. Mahoma, Mohamed, non dixo "¡Eureka!", non, que iso era pouco para a fantasía árabe. Seguramente exclamou: "¡Jadisha, atopeino, descubrino: Hai un só Deus, e Mahoma é o seu profeta!". Ela, a viúva apaixonada, seguro que pensou mal daquela, ao ver que o seu mozo rascaba a caluga, pero o seu "Profeta" aclarouse de seguida, rotundamente: "¡Non hai máis Deus que Alá, e Mahoma, eu mesmo, son o seu profeta!". Daquela mesmo, naquel intre histórico, empezou o proselitismo, asegurándose de contado catro votos: a propia Jadisha, seu primo e socio Alí, o seu liberto Zeid, e un amigo catacaldos daquela casa rica, que se chamaba Abu-Bakr, que viría a ser o Petrus do islamismo.

Isto non ten nada de broma, que moitos partidos naceron con menos adeptos; e ningún, nin o de don Carlos Marx, chegou a ter tantos crentes, nin tan fanáticos, coma o Islam, que, repito, significa nada máis e nada menos que illamento, entrega absoluta a Deus.

Iniciado en Yatrib o poder político de Mahoma, incluso logrou cambiarlle o nome ao lugar, que pasou a ser Medina, cidade por excelencia. Saíunos tan dialecticamente astuto, que só a el podía ocorrérselle lanzar un puñado de area á cara dos seus inimigos e así afervoou aos tres centos de seguidores que xa tiña daquela, con esta cominación: "Que a cara dos nosos inimigos se cubra de confusión!". O que non din os historiadores de Mahoma, pero cabe supoñelo, é que Mahoma e mailos seus se puxeron de cu para o vento, que é a forma de loitar no deserto. Ao ano seguinte xa contaba con dez mil afiliados, todos militantes activos, así que, con aqueles votos tras de si, xa puido volver á Meca en peregrinación triunfal, unha especie de "marcha verde". Derribou tódolos ídolos que rodeaban a Kaaba, e foi considerado, definitivamente, caudillo relixioso da arabía.

Pícaro e astuto, si, pero honorable tamén. Isto hai que subliñalo porque os cristiáns estamos educados, e tentados sempre, a tomar a Mahoma por un salteador de caravanas, ou por un predicador satánico, que de aí sacou Salman Rushdie o seu merchandising publicitario. Sentíndose nas últimas, en Medina, pediu que o levasen á mesquita, e alí recitou a oración pública, e preguntou aos presentes se había ofendido a alguén, e se debía algo. Unha vella reclamoulle tres dracmas, tres miserables dracmas; entón, Mahoma, todo un señor aínda que naquel transo, mandou que lle desen á vella os tres cobres, e díxolle, todo afectuoso e cordial, que lle agradecía que llo houbese recordado alí mesmo, na terra, e non no Ceo, “onde di moi mal unha calderilleira”.

Morreu en Medina o oito de xuño do noso ano 632; e eu, pola miña parte, conto con preguntarlle nun dos Ceos, aínda que supoño que el estará no sétimo, que é o das hurís, bañándose na mesopotamia celestial, que foi da vella en cuestión, pois supoño que andará de ama de chaves no purgatorio dos xudeus.

Agora permitídeme que lle deamos un repaso ao Corán, ou Al Qurán. ¡É unha marabilla de libro! Na súa complexidade atópase de todo, receitas para todo; incluso aleias que son auténtica poesía; e xa non digamos filosofía, que diso ten un montón. Analistas que o estudaron a fondo marabíllanse principalmente da preocupación de Mahoma, da súa obsesión, polo Xuízo Final. Un home con tales ideas é, polo menos, un afanoso da perfección humana. Tema distinto son as interpretacións erróneas que veñan facendo os seguidores que se aproveitan do seu Corán.

Mahoma recoñece en Cristo o feito dos seus milagres, e recoñece tamén que el niso non lle igualaba. Teño para mi que se Mahoma houbese recibido a súa ilustración relixiosa dun xeito máis ortodoxo, menos mesturado ou revolto, teríamos nel un segundo Saulo de Tarso; pero aínda así, o seu esforzo por achegarse á verdade é encomiable. Alguén pode dicir que foi un mentireiro porque inventou unha revelación transmitida, segundo afirmou, polo Arcanxo Gabriel. En canto a iso, no serei eu quen defenda que o fin xustifique os medios, en pura ortodoxia cristiá, pero no caso de Mahoma, nas súas circunstancias e nas do seu entorno, esa invención foi algo así como unha mentira piadosa, liberadora do caos, dos absurdos, daquela anarquía idolátrica e cavernícola, fetichista e sabeísta, do Oriente Medio.

Censuremos nos musulmáns que se quedasen instalados nun chanzo da escaleira, século tras século; pero exaltemos en Mahoma que os teña subido ata ese estadio, a esa altura, en só dez anos de construción ideolóxica.

¿Por que se estancaron na metade do Libro, quedándose no Antigo Testamento? Levo máis de medio século de Domunds e aínda teño por oír ou por ler que ningún apóstolo noso fixese exame de conciencia do que habería que definir para comprender iso, e despois axudarlles a saír dos seus erros en virtude do noso "Ide predica-lo Evanxeo..." Aquí debo facer unha mención expresa, unha exclusión, da Orde Franciscana, na que tivemos recentemente homes tan brillantes, nas misións do Magreb, como foron o P. Santiago (Uberuaga), ou o P. Pedro (Pais); ao primeiro expulsárano de Sidi Ifni por acatar ao seu bispo, ao de Canarias, Pildain, negándolle a comuñón á cuñada dun capitoste do Réxime franquista; en canto ao segundo, veuse para Lugo esgotado de esforzos e derreado pola súa enfermidade de Parkison. Tamén é digno de mención, na mesma época, monseñor Dorrego Aldegunde, natural do Corgo, que foi arcebispo de Tánxer, ben querido e apreciado dos musulmáns marroquís.

Cos musulmáns só vale o exemplo persoal do misioneiro, a sinxeleza seráfica dun franciscano; pero, lamentablemente, sempre estiveron rodeados e colonizados polos cides, que fomos á terra dos mouros buscando ouros, e portando espadas, copas e bastos. Converteríaos aquel que lograse meterlles na cabeza que Cristo foi “xerado e non creado”.

É certo que levan catorce séculos sentados, sentados que non pousados, nin pausados, nos chanzos da súa escaleira, ¡pero están tan cómodos así! Non esquezamos que o Corán ten unha ética pasota, sensual, machista, feita á medida dos desertos, ou sexa, sesteadora. Teñen no seu Código todo o que lles pide o corpo:

. Inmortalidade da alma, no senso de emigración ou de retorno ao paraíso perdido, que é algo que ilusiona todo ser humano, algo que levamos nos entreforros do corpo e da alma.

. Sentido da xustiza niveladora niso de que o Arcanxo Gabriel pesará as ánimas, o seu ánimus e mailo seu facio.

. Cargos no Ceo para os mellores, esplendidamente retribuídos, pois Mahoma, de parte do Arcanxo, deixou dito que: "Os máis favorecidos de Deus serán aqueles que contemplen a súa cara, a súa presenza, de noite e de día, felicidade meirande que tódolos praceres dos sentidos, como o océano comparado co orballo". ¡Ante isto non me digades que poda haber filosofía máis estimulante, nin máis poética!

En canto a deberes para o crente, para o militante, son máis ben liviáns:

. Xaxún, para uns pobos que ata o de agora pouco tiveron que manxar.

. Rezo cotián, que nas soidades dos seus desertos non só o pide a alma senón tamén o corpo.

. Esmola, que non é ningún sacrificio nunha raza de seu hospitalaria e cabaleiresca.

. Guerra santa, defensiva, que esa é a que realmente predica o Corán, aínda que nos custe recoñecérllelo. Disto, de como hai que entender o seu guerrear, ou non entramos no tema ou habería que escribir un libro pois é unha cuestión complexa xa que habería que expoñer, e estudar, o contexto no que foi regulamentada ou aconsellada por Mahoma.

. Prohibición do jalufo e dos alcohois. Aí tedes que Mahoma, sen microscopio, entreviu a triquinose. Isto é outra evidencia de que foi un tío listo e precavido. O alcohol pouco problema era en Arabia, así que coido que foi porque non lle facía graza no seu gran sentido da dignidade persoal despois de coñecer que os fillos de Noé se riran de seu pai ao velo borracho; ¡simplemente de mosto, pois daquela das fermentacións pouco ou nada se sabería!

. En canto a iso das concubinas, tamén se quedou Mahoma no Antigo Testamento. Aquí habería que ponderar, á parte de costumes arcaicos e doutras circunstancias políticas, machistas, a de que a vella Jadisha non lle deu fillos varóns. Pénsese nos problemas íntimos dun Napoleón, que o temos máis cerca, e por tanto máis comprensible. Hai que poñerse no seu caso para non tomar isto a broma; e por conseguinte, ponderar que naqueles tempos a supervivencia tribal, fronte a hostilidades de todo tipo, só tiña asegurada unha certa fortaleza se non decaía a forza bruta dos seus homes.

En definitiva, o mundo eurásico débelle a primeira constitución, ¡doce séculos antes das famosas e revolucionarias Declaracións dos Dereitos Humanos dos occidentais! Isto, lamentablemente, pásanos bastante desapercibido, ¡e iso que presumimos de civilizados e de cultos!

Despois destas pinceladas históricas coido que podemos entrever certos contraluces do cadro islámico. Por exemplo, a súa resurrección espiritual da segunda metade deste século (XX), e o fervor panislámico, que aspira a unha acción conxunta e poderosa que dea rutas imperiais, novos días de gloria, aos millóns e millóns de crentes musulmáns que poboan a terra, desde o veciño, e non obstante descoñecido, Magreb, ata o distante Paquistán. Isto é unha cousa seria, isto é unha forza potencial inmensa, que segue latente pero que nos produce unha resultante sorprendente, simplemente porque os diversos gobernantes actuais do mundo islámico non queren renunciar ao seu feudalismo, aos seus reinos de taifas, e así cando lles xurde un gran califa con pretensións hexemónicas, aínda que sexa un tolo sanguinario coma o Saddam (que o lector se fixe na data na que escribín isto para o periódico), ben se viu como aglutina as simpatías e mailas vontades populares.

A todo isto, nunha rápida análise do presente, teño que subxectivar aquí algo que considero importante: a miña observación, no propio Marrocos, da convivencia entre árabes e xudeus. Débolle esta iniciación ao P. Gonzalo, franciscano por suposto, natural de Ribadavia, co que falei largo e tendido, polos anos 50, deste tema da contradición de que debéndolles os musulmáns aos xudeus as bases da súa cultura relixiosa se levasen tan mal con eles. En termos actuais definiríamos esta situación, esta constante histórica, como simple incompatibilidade de carácteres.

En Marrocos, e para mostra chega un botón, antes da independencia mandaban os xudeus; mandaban e controlaban en todo tipo de actividades de base financeira. Máis que mandar, mangoneaban; na economía, por suposto, pero tamén nos saberes. Entón os musulmáns aportaban os inmobles, as estruturas e mailas relacións persoais; e os xudeus conseguían as mercadorías no quinto inferno que fose, salvando ou eludindo habilmente as mil e unha trabas que tiña daquela o comercio internacional, a circulación das divisas. Nesta simbiose, os musulmáns xogaban cos franceses a publicanos, e os xudeus a escribas e fariseos.

Coa independencia, poñamos que do 56 ao 60, veu a resaca nacionalista e racista, magrebí, e os xudeus víronse obrigados a utilizar testaferros musulmáns, ou a emigrar coa hucha do Cid ao lombo. Pero esta nova situación durou pouco porque os marroquís deseguida se decataron de que o seu rol era rezar para que chovese paz e dólares, pero o regadío, a actividade, o mazo, era cousa dos xudeus. Se non deixan daquela de axotar nos xudeus, Marrocos baleirábase de industria, de iniciativas de produción, de médicos...; ¡e xa non digamos de comercio!

Desta sucinta análise retrospectiva séguese que é importantísimo, en tódolos sensos, terzar nas regras de convivencia da xente do Libro, ademais de por razóns e obrigas históricas porque, se non, as súas convulsións, os seus preitos, envolverán e learán a media humanidade, particularmente ao mundo cristián. Agora mesmo tivemos un aviso, un aviso que pasou por lobys poderosísimos da USA, e que aínda non se extinguiu pois dese terremoto quedan grandes axustes e desaxustes pendentes, como xa iremos vendo de aquí ao século XXI.

¿Receitas para esta convivencia, apuntes para esta sinatura que temos pendente? A principal delas non somos capaces de cumprila, que sería que os musulmáns visen nos cristiáns unha certa perfección, sequera como a que viu Mahoma nos Nestorianos; pero o noso fariseísmo fainos volver aos seus orixes, ao seu integrismo, en humana revisión e ansias de perfección espiritual, na que os occidentais lamentablemente non brillamos.

Así que só nos queda coñecelos algo mellor para tentar de introducirnos no seu mundo íntimo, na súa mentalidade, nas súas crenzas, para así ir establecendo, pouco a pouco, protocolos adicionais, consecutivos, de convivencia pacífica, de entente cordial; e por suposto, nada de pax romana, pois a pax das lexións estranxeiras é sempre efémera.

Xosé María Gómez Vilabella
-o-


Pasa a
DE MOUROS E CRISTIÁNS
-VI-


No hay comentarios: